Ponte en situación. Eres un cincuentón, profesor de química de un instituto, un trabajo para el que estás sobrecualificado. Toda tu carrera y tus ambiciones personales las has sacrificado por tu familia. La economía familiar no pasa por su mejor momento, con lo que tienes que buscar un segundo trabajo en un lavadero de coches para costear los gastos de la llegada de tu segundo hijo, que nacerá en unos pocos meses. Así las cosas, te diagnostican un cáncer de pulmón inoperable.
¿Qué hacer?
Mantenerlo en secreto y comenzar a traficar con metanfetamina para dejar una buena herencia a tu familia. Al menos, eso es lo que hace Walter White.
Por su puesto, sabes como fabricar la droga, pero no tienes ni idea de qué hacer con ella, con lo que te asocias con un antiguo alumno tuyo, Jesse Pinkman, un chico que no prometía mucho en sus tiempos de estudiante y que está haciendo sus primeros pinitos en el tráfico de drogas.
Hasta este momento, aunque un tanto extraño, parece un buen plan. Pero no cuentas con una cosa. Tu nueva ocupación te gusta. Llena el vacío de ambiciones en el que has vivido las últimas décadas. Empiezas a sentirte útil, poderoso, imprescindible. Al mismo tiempo aparecen los problemas: un cuñado que trabaja en la fuerza antidroga, errores de novato en el tráfico del cristal, situaciones peligrosas y, sobre todo, dificultades para justificar las prolongadas ausencias en casa.
Y ahora ¿qué hacer?
¿Dejar la aventura cuando aun estás a tiempo? Parece lo lógico. Pero Dios, nunca te has sentido tan vivo, la sensación del peligro constante te gusta cada vez más. ¿Cuál es entonces la solución?
Mentir
Mentir a tu familia en todo momento, ocultar las salidas y llegadas, las llamadas, poner excusas absurdas con tal de seguir sintiéndote vivo, de continuar experimentando esas sensaciones tan intensas. Al fin y al cabo lo estás haciendo por ellos, por tu familia ¿O por ti? Te autoconvences de que es un sacrificio más, el último que haces por ellos antes de desaparecer. Pero lo cierto es que cada vez se trata más de un acto egoísta.
Tu mujer y tu hijo se preocupan por tus ausencias y tus extraños comportamientos, pero ya no hay vuelta atrás porque la mentira es cada vez más grande. Porque la mentira se ha vuelto tan grande que tú mismo comienzas a creértela. Cada vez te sientes menos Walter White y más Heisenberg, tu nombre "artístico" en el mundo del crimen. Sientes que Jesse Pinkman, tu asociado, es más tu familia que tu mujer y tu hijo.
Siguen las mentiras, porque ya son imparables. Porque ya no hay manera de detener esa espiral enorme que tú mismo has creado. Tu secreto, tu nueva vida, es ya la prioridad, y eso te vuelve más mezquino, más frío, te hace cometer actos cada vez más despreciables. Es el precio a pagar por proteger la mentira, que para ti ya se ha convertido en la verdad.
5 razones para ver Breaking Bad:
1- Bryan Cranston (el padre de Malcom en Malcom in the middle) hace un papel espectacular.
2- Los personajes secundarios son también muy interesantes y complejos, en especial Jesse Pinkman, el compañero de negocios de Walter.
3- El ritmo es pausado, pero no lento, algo nada habitual en televisión, directamente heredado de Los Soprano
4- Tiene grandes momentos de humor negro que recuerdan mucho al cine de los hermanos Coen.
5- Los finales de capítulo son casi siempre magistrales. Nada de dejarnos en medio de una escena como en Lost, True Blood o Prison Break. Contundentes, pero finales de verdad.
Si aun no te he convencido de que veas la serie, a continuación puedes ver la poderosa secuencia que abre el episodio piloto.
1- Bryan Cranston (el padre de Malcom en Malcom in the middle) hace un papel espectacular.
2- Los personajes secundarios son también muy interesantes y complejos, en especial Jesse Pinkman, el compañero de negocios de Walter.
3- El ritmo es pausado, pero no lento, algo nada habitual en televisión, directamente heredado de Los Soprano
4- Tiene grandes momentos de humor negro que recuerdan mucho al cine de los hermanos Coen.
5- Los finales de capítulo son casi siempre magistrales. Nada de dejarnos en medio de una escena como en Lost, True Blood o Prison Break. Contundentes, pero finales de verdad.
Si aun no te he convencido de que veas la serie, a continuación puedes ver la poderosa secuencia que abre el episodio piloto.
Tengo pendiente bastantes capítulos de Breaing Bad. A ver si me pongo al día, porque la verdad es que lo que vi me pareció realmente bueno.
ResponderEliminarLo malo de un personaje con cáncer terminal es que...
ResponderEliminarSi el guión se ajusta a sus premisas, la palmará pronto. ¡Más les valdrá condensar cada capítulo como si fuera el Ulises de Joyce!
Si se recupera en la segunda o la tercera temporada, a ver con qué argucia genial nos van a colar ese giro por la escuadra.
Promete, promete...